Maternidad e interculturalidad
Maternidad e interculturalidad.El animismo no existe
Steve Godfroyd Ilembé, Barcelona
Con estas palabras, y en colaboración con Ayuntamiento de Vilanova y La Geltrú , el pasado 11 de diciembre convocamos a las mujeres residentes en la ciudad.
La riqueza de la diferencia
El objetivo de este encuentro era el de facilitar y reforzar los vínculos entre mujeres de diferentes culturas y, al mismo tiempo, crear un espacio de creación cooperativa de conocimiento a través de la interculturalidad.
Mujeres, de diferentes edades, de Marruecos, de Guinea Ecuatorial, de Argentina, de Rumania, de Catalunya y de Andalucía fueron protagonistas de este primer encuentro que moderamos Cristina Propios Yusta, antropóloga, y yo. En un ambiente distendido y acogedor se fueron tejiendo las historias de todas ellas en torno a sus experiencias de maternidad y crianza. Y el resultado de este intercambio fue la evidencia de dos realidades que están en la base de toda convivencia armónica: no somos tan diferentes como creemos y las diferencias nos enriquecen.
La curiosidad
Desde la capital de Guinea Ecuatorial nos llegaba este relato: «En mi país, cuando nació mi hija, nos animaban a dar leche de fórmula. Ahora ella me ha enseñado mucho sobre lactancia y estoy muy contenta de cómo ha criado a mis nietas.»
«Mis hijos han nacido todos en el hospital. Allí es así», nos contaba una de las mujeres de Tánger. Pero otra de ellas, que vivía no muy lejos de la ciudad tenía unas experiencias completamente distintas, «Yo no tengo hijos. Ayudaba a mi abuela, que era comadrona, cuando había partos: – ¡Tráeme agua caliente! Me enseñó a poner henna para curar el ombligo. Cuando el bebé empezaba a llorar todas las mujeres empezaban a cantar. Así todos sabían que había habido un nacimiento».
También se compartieron relatos de adopción, «Me dicen que ella ha tenido mucha suerte, yo les digo que soy yo quien la ha tenido».
Hubieron relatos centrados en la diferencia entre el primer parto y los siguientes: «En el primero no sabía nada, me trataron mal. En el siguiente todo fue muy distinto, ya sabía lo que era y pude tomar decisiones.»
Rescatamos de nuestras memorias historias que habíamos oído o vivido. Que en una cultura, después buscando recordamos que es la huichol, el hombre debe sentir el mismo dolor que la mujer durante el parto. Para ello, tiran de sus testículos con una cuerda con cada contracción de ella. O que la práctica protocolaria de cesárea cuando el bebé viene de nalgas es algo habitual en Europa, pero en África los bebés en esta posición suelen nacer por vía vaginal. O el caso de las mujeres saharauis que viven en campamentos de refugiados, ellas no anuncian el nacimiento del bebé hasta pasada una semana.
Conversamos sobre las diferentes formas de participación de la comunidad en los nacimientos. Desde un Marruecos que acompaña respetando la intimidad, hasta un Sahara que marca a la comunidad unos tiempos muy claros para el reconocmiento del embarazo y su acercamiento al recién nacido. Cada experiencia fue escuchada y animada con la curiosidad que nos produce lo diferente, pero que solo emerge de forma natural cuando sabes que no tienes que justificarte por tu forma de pensar o actuar.
La complicidad
Y detectamos algo recurrente en todos los relatos. Algo que seguramente desde el inicio de la conversación nos hizo comprender que, por distinta que fuera la experiencia, todas hablábamos del mismo proceso interno.
Todas las historias contenían la lucha interna que vive la mujer en esta etapa de una forma muy evidente: la de intentar armonizar sus instintos con las normas sociales. La mujer tiene claridad interna acerca de lo que ella, la familia y el bebé necesitan. Pero más a menudo de lo que imaginamos su intuición choca con lo que la sociedad espera. La complicidad se hizo palpable al compartir este camino que la madre recorre para seguir su certero instinto, sin perder de vista la sociedad en la que el hijo tiene que crecer. Funambulismo.
La expansión el diálogo
Quedaron temas por explorar: ¿Cómo acompañan las parejas este proceso en las diferentes situaciones? ¿Dónde y cómo buscamos apoyo, si lo buscamos, para vivir ese proceso interno? ¿Cuál es el papel de las abuelas?Quedaron ganas de más.
A raíz de este encuentro, y tras el consenso entre todas las participantes sobre el impacto positivo que este tipo de acción genera, iniciamos el proceso de trabajo para la realización de una mesa redonda en torno a este tema. El objetivo es el de abrir a un público más amplio la experiencia del diálogo intercultural como herramienta de humanización de nuestras sociedades.
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A lo largo del año 2020 propondremos esta y otras actividades. Todas forman parte del proceso de sensibilización necesario antes de la celebración del congreso en el que estamos trabajando. Forman parte del camino hacia una convivencia inclusiva y enriquecedora dentro de las sociedades plurales en las que ahora vivimos.
Tere Puig